martes, 3 de mayo de 2016

Vivir la castidad en un mundo hipersexualizado

Quienes protagonizan esta historia son católicos, aunque también están presentes en otras iglesias cristianas. Mujeres y hombres, apasionados, para quienes Dios es todo y se empeñan por vivir cada día esta verdad ontológica en lo cotidiano. Su testimonio anónimo, muchas veces heroico, responde al ideal de quien busca seguir la huella que ha recorrido su Señor, Jesús.



No son curas, monjas ni han realizado consagración de vida religiosa. Son laicos que libremente han optado por dar la batalla viviendo célibes y castos. Son trending topic de la vida espiritual –aunque nadie en esta tierra lo publicite en redes sociales, ni les otorguen sitio en los altares por ello- y cuya entrega se funde con la sangre de los mártires para anunciar la primavera del Reino…

Nada nuevo dirá algún lector al leer estas líneas introductorias, pensando en que es Jesús quien encarnó el amor de Dios así, célibe y casto. Pero –como dicen en Latinoamérica- …otra cosa es con guitarra.


Por qué aún soy virgen


Que hoy a los treinta años alguien sea virgen, puede parecerle a más de alguno casi un milagro o una afirmación no creíble. Quizás esto explica las caras de sorpresa que mostraban poco más de setenta hombres el pasado 15 de abril en un salón de eventos en West Chester (Pennsylvania, USA), cuando la periodista Arleen Spenceley inició su testimonio con la frase “Por qué aún soy virgen”.

Arleen, autora del libro “La castidad es para los amantes”, quien había sido expresamente invitada a narrar su experiencia continuó ante la atónita concurrencia… “No importa qué vocación tengas, todos estamos llamados a ser castos. La cultura nos puede decir que no tenemos que practicar la castidad; pero nuestra fe nos obliga a ir contra la corriente. Ustedes puede comenzar a practicar la castidad hoy”.

Sabiendo que la invitación podría ser percibida como un imposible para algunos jóvenes varones de hoy, Arleen invitó a leer en su blog la entrevista al conocido escritor y conferencista Jason Evert titulada “La castidad es para los hombres”, que a continuación reproducimos (*)en Portaluz:

Lo rebelde hoy, es ser virtuoso


Jason, ¿Cómo lograste guardar el sexo para el matrimonio en una cultura que piensa que eso es imposible para los hombres? 
Honestamente, no presté atención a lo que el mundo decía. Como yo lo veo, vivimos en una cultura donde todos tratan de rebelarse. Entonces, la única cosa verdaderamente rebelde es ser virtuoso.

¿Qué te preocupaba sobre tu decisión? 
…Aunque hay un montón de deseos en la mente y en el cuerpo de un hombre, me di cuenta que la única manera de superar un deseo fuerte es tener uno más fuerte. Mucha gente dice que nuestros deseos forman nuestras decisiones, pero descubrí que son nuestras decisiones las que dan forma a nuestros deseos. Entonces comencé a intentar tomar decisiones diarias que me ayudarían a desear el amor verdadero más que su falsificación, la lujuria. Por ejemplo, tiré a la basura toda mi pornografía.
No puedo decir que nunca tuve miedo de que mi esposa y yo no fuéramos sexualmente compatibles o que no lo lograríamos en nuestra noche de bodas. El sentimiento de anticipación fue mayor que cualquier ansiedad que podía sentir acerca de “desempeñarme” de acuerdo a las expectativas del mundo. Por lo que había escuchado, las parejas casadas más satisfechas sexualmente no son las recién casadas, sino las que lo han estado muchos años. Ellos aprenden a amarse conforme pasa el tiempo. Así que mientras nos preparábamos para el matrimonio, no nos presionábamos el uno al otro con el fin de asegurarnos que la primera noche fuese la mejor de todas. Nos quedamos satisfechos sabiendo que era la primera vez y concentramos nuestras energías en crear un matrimonio que dure para toda la vida.

¿Qué le dirías ahora a un hombre virgen que tiene la misma preocupación?
No te obsesiones sobre ser “compatible” o por el “desempeño”. Tu capacidad para hacer el amor será reflejo de tu capacidad de amar. Por lo tanto, si creces en el aprendizaje de cómo amar a una mujer emocional, espiritual e intelectualmente, crecerás en el aprendizaje de como amarla físicamente también.

¿Qué consejo le darías a un hombre soltero que quiere reservar (o reservar desde ahora) el sexo para el matrimonio, pero que cree que eso no es posible? 
Como hombres, seamos honestos: nosotros causamos el 90% de nuestras propias tentaciones por con quien salimos y lo que miramos. Haz mejores decisiones acerca de lo que ves, con quién sales y a quienes eliges como amigos, y quedarás atónito de cuánto más fácil se vuelve controlar las tentaciones. No se trata de ser súper fuerte. Se trata de darnos cuenta de nuestra debilidad y pedirle a Dios que nos dé su fuerza. La castidad es una virtud, y esta viene de Dios. ¿Se la has pedido?


¿Y qué le dirías a una mujer soltera que está esperando, pero que le parece difícil creer que existan hombres que quieran esperar también?
Sé que puede ser decepcionante no ver a muchos hombres que valoren la virtud de la castidad en sus propias vidas. Pero no te rindas. Es mucho mejor estar decepcionada de los hombres que estar decepcionada por conformarte con un hombre que es la mitad de lo que mereces.

(*): Traducción de la entrevista a Jason Evert, gentileza del movimiento laico pro castidad y celibato, “La opción V”.

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