miércoles, 26 de abril de 2017

La rebelión ciudadana: Elecciones en Francia, significado.


por Carlos E. Viana 
Ley de Hierro de la oligarquía

Los resultados electorales en Francia muestran, en primer término, una rebelión contra los partidos políticos tradicionales.

Tiene esto una similitud con las últimas elecciones en Argentina, con el triunfo de Donald Trump contra la dirigencia de su propio partido y el Brexit contra la opinión de los líderes políticos británicos. Esto también lo notamos en las elecciones española, italiana, argentina y peruana.
El escenario político sobreiluminado
Como lo había afirmado en un Congreso de Ciencia Política en 1.993 y en mi libro de 2006 (2), la revolución de los medios de comunicación con su multiplicidad y globalización, mas las redes sociales, ha hecho inocultable los secretos impuros de las clases dirigentes y demolido lo que quedaba de la “ley de hierro de la oligarquía” de Robert Mitchels (1), el genial politólogo suizo que en 1911 pronostico que un gobierno marxista crearía una rígida oligarquía ideológica y que inclusive en todas las democracias había oligarquías que querían mantenerse en el poder.
No obstante lo dicho se dan también aquí otros fenómenos.
Mejorar la democracia
“La democracia es un mal régimen político pero todos los demás son peores” afirmó un gran demócrata, Winston Churchill.
Compartimos la afirmación de Sir Winston, pero busquemos los defectos de la democracia, para mejorar este régimen de gobierno que es el único que nos garantiza la libertad individual para buscar nuestra felicidad. Notamos que tiene un defecto ínsito en sí mismo, en la demagogia de los políticos que priorizan lo inmediato de sus intereses electorales a las consecuencias futuras, especialmente en lo dado por los diseños presupuestarios y defensores de derechos humanos, que los violan en algunas partes y no los protegen en otras, como en Argentina que algunos tuvieron licencia para matar y otros no tienen derechos humanos.
En 1986, James M. Buchanan ganó el premio Nobel de economía porque resaltó que la inflación tenía causas políticas. El Presidente Ronald Reagan propuso sin éxito limitar el gasto del estado, constitucionalmente. Finalmente el presidente Michel Temer y el Congreso de Brasil, han sancionado una limitación constitucional para el gasto público, una gran innovación contra la demagogia y la corrupción.
Culturas no democráticas
La base de toda democracia es la cultura y su moral profunda. Las culturas musulmanas no son democráticas, sino que me mencionen una democracia con economía de mercado en una nación musulmana. Se salvaba Turquía, pero Erdogan con un golpe de mano, la introdujo nuevamente en el despotismo centenario de los sultanes.
En consecuencia una inmigración masiva, como la de los musulmanes en Europa, no solo pone en riesgo su seguridad, sino la democracia. ¿Cómo votaran estos inmigrantes sino valoran la libertad individual? Lo mismo le ocurre a Estados Unidos y en parte a Argentina con otras migraciones. No es esta una posición racista, unos pocos no son problemas, pero sí una inmigración masiva que pueden volcar las elecciones, con miembros de una cultura que no admite la libertad de los hijos, de las mujeres, que juegan con el narcotráfico como factor de poder político. Todos basados en una imagen neolítica del patriarcado y además teñido de una intolerancia religiosa. ¿Podemos esperar de estos seres humanos que respeten las libertades individuales de los otros? Defender el derecho de los extremistas a actuar como tales, es como enviar a nuestros hijos a una escuela que hace gala de sus maestros pedófilos.
Resurgimiento de los nacionalismos
La victoria en la primera vuelta de Marine Le Pen, muestra una reacción contra los problemas que hemos apuntado. La Globalización y especialmente tres aspectos de la misma la inmigración y las inversiones de capitales afuera de las naciones de origen, creando desocupación propia; y la inseguridad. Marine Le Pen y Donald Trump son una muestra de esta reacción nacionalista. Con una diferencia mientras Trump no cuestiona la democracia, si lo hace en parte Le Pen, cuando pide un control cultural de los medios de comunicación y propone cerrar el país. Creo que es exagerado acusarla de fascista y hasta el término extrema derecha es “demodé”. Si bien pide más estado, que es lo criticable, no es comparable a los controles culturales, políticos y económicos establecidos por el Fuhrer o el Duce. Las propuestas de Le Pen pueden ser caracterizadas de autoritarias, pero no son totalitarias. Dejemos de exagerar los adjetivos.
No obstante como el Brexit en su momento; puede producir consecuencias graves en un proyecto de integración como es la Unión Europea, que fue intentada desde hace más de dos mil años por la fuerza, como con el Imperio Romano, después por el Sacro Imperio, siguiendo por Napoleón, Hitler y la Unión Soviética. Finalmente la Unión Europea comenzó a forjar la integración consensuada de una Europa pacífica y democrática, saliendo de los nacionalismos extremos que la llevaron a la primera y segunda guerras mundiales.
Los partidos políticos en crisis
Las últimas elecciones en Francia, España, Estados Unidos, Argentina, Italia, etc, muestran la crisis de los partidos políticos. Como organizaciones se han debilitado, debido como afirmamos antes, a la “sobreiluminación” de sus líderes y al reemplazo en buena medida de los punteros por los medios de comunicación pública y las redes sociales. No obstante como medios de canalización de electores y articulación de intereses (3), se muestran al menos hasta ahora como imprescindibles, para sostener una democracia. Sin embargo, las purgas que producen los medios en ellos, hará que la circulación de sus élites y líderes sea más rápida e inclusive surgen imprevistamente nuevos partidos y decaen los tradicionales. Muestras de esto son el surgimiento y victorias electorales de Emmanuel Macron y su partido En Marcha, en Francia; de Mauricio Macri y el PRO, en Argentina; de Pedro Pablo Kuczynski y el PPK.
Por su parte el socialismo tradicional esta en decadencia en vista de sus fracasos ya históricos, pero solo en parte ha sido reemplazado por extremistas como el Jean-Luc Mélenchon y su Frente de Izquierdas (19,02% de los votos) en Francia. El chavista Pablo Manuel Iglesias Turrión con Podemos en España y el innombrable chavismo en Venezuela, que está dando múltiples muestras de adonde conducen estos proyectos mesiánicos del Socialismo del Siglo XXI. Todos estos últimos han encontrado un límite electoral.
Un futuro inevitable y la crisis moral
Como todo proceso histórico, la globalización ha sufrido una contramarcha debido a las causas apuntadas, pero la difusión global de las culturas hará tender inevitablemente a una integración de las mismas, haciendo imparable su avance.
Su gran obstáculo es el que no se ve, la crisis moral que vive la cultura Occidental especialmente en las naciones hispanas, galas e Italia.
El liberalismo conservador británico nació de fuertes convicciones puritanas que llevaron a los ciudadanos a un gran autocontrol moral y a la tolerancia religiosa y después política, con otra gran innovación mientras fomentaban la religiosidad en sus vidas privadas la prohibían en el gobierno. Vieron que un gobierno con facultades religiosas tiende al totalitarismo.
En nuestra cultura hispana y en general católica, esta fue trocada en la Revolución Francesa por un liberalismo ateo y sin límites que paradójicamente no respeto la libertad individual ni la tolerancia. Sus influencias se dieron especialmente en España, con la inquisición de un lado y un ateísmo violento por el otro.
El liberalismo hispano ha carecido en general, de las profundas bases religiosas que tiene el mismo en las naciones anglosajonas, agravado esto en Hispanoamérica por la Teología de la Liberación y las últimas intromisiones del Vaticano apoyando propuestas políticas violentamente socialistas y antiliberales. Se ha abandonado la evangelización para actuar políticamente y esto ha dejado un vacío moral. Es decir dejamos al individuo sujeto solo a una moral laica inventada, sin profundidad, mientras que se mezcla la religión con la política.
Estamos viviendo una revolución cultural sin antecedentes conocidos, pero a diferencia del hundimiento del Imperio Romano, hay conciencia del cambio, lo que nos da la esperanza que esta transición hacia una cultura superior, será bienaventurada. Lo políticos son un juguete de este cambio, pero las religiones cristianas y otras tolerantes, tienen una gran función que cumplir, para que cada uno sea dueño de su libertad.


Prof. Dr. Carlos E. Viana

Politólogo

1) Viana, Carlos. “El Escenario Politico Sobreiluminado”, Buenos Aires, 2006
2) Michels, Robert. “Los Partidos Políticos”,. Buenos Aires, 1969.
3) Almondy Powell, “Política Comparada”. Buenos Aires, 1972.


InformadorPublico.com (• 25/04/2017 • )

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