sábado, 22 de julio de 2017

Crisis actual y absolutismo oficialista


por Alonso Gracián *
Una visión absolutista del magisterio, es la que pretende poder modificar el magisterio anterior por razones meramente pastorales, o ignorarlo y preterirlo en función de la praxis.

1.- Cuando la inteligencia se pervierte, desvinculándose de la Tradición y las tradiciones, deviene en modernismo, y supone su ocaso. 
2.- La perversión de la inteligencia es causa próxima de la crisis modernista. Y esta pandemia tiene un medio de transmisión: el oficialismo absolutista.
3.- Cuando la mente católica se vuelve neotérica —amante de novedades, huérfana de Tradición y tradiciones—, su sentido de la obediencia se pervierte, se vuelve nominalista. Al faltarle sentido de dependencia respecto de los saberes heredados, se hace adicta al autoritarismo, necesitada de tiranía. Concibe la autoridad como fuente de verdad, y malentiende la función docente de la Iglesia. Cree que la autoridad es artífice de verdades nuevas, o que un texto magisterial puede sustituir o cancelar otros, y tiende a esa novedad con ansiedad y afán de sumisión. Es el absolutismo.
4.- A la perversión de la inteligencia, por su independización de la Tradición y las tradiciones, preceden dos causas remotas: una insana curiosidad, con su lujurioso afán de novedades; y una obstinada soberbia, esencialmente antitradicional, esclava de la praxis del aquí y ahora.
Como explica San Pío X en la monumental Pascendi, en 1907:
«Para un conocimiento más profundo del modernismo, así como para mejor buscar remedios a mal tan grande, conviene ahora, venerables hermanos, escudriñar algún tanto las causas de donde este mal recibe su origen y alimento.
La causa próxima e inmediata es, sin duda, la perversión de la inteligencia. Se le añaden, como remotas, estas dos: la curiosidad y el orgullo. La curiosidad, si no se modera prudentemente, basta por sí sola para explicar cualesquier errores.»
5.- Si la mente católica, en un acto de sedición, se independiza de la Tradición y las tradiciones de la Iglesia, malentiende el Magisterio —que es notario y guardián del Depósito—, y malentiende la fe, que entra en crisis. ¿En qué fundamentar, entonces, la obediencia religiosa? Pues en la mera autoridad, entendida en sentido nominalista, como potencia absoluta: un poder oficial independiente de la Tradición y las tradiciones, que puede revolverse contra el magisterio anterior sin conflicto alguno —y además sin parecerlo, con la delicadeza y protocolo de un gran eufemismo disolvente. 
6.- Es un delirio de la razón católica. Como enseñaba Gregorio XVI, en la enciclica Singulari Nos, 1834, condenando a Lamennais (1782-1854):
«Es muy deplorable hasta qué punto vayan a parar los delirios de la razón humana cuando uno está sediento de novedades y, contra el aviso del Apóstol, se esfuerza por saber más de lo que conviene saber»
7.- La actual crisis eclesial que vivimos es una crisis de la mente eclesial, que quiere obedecer más de lo conveniente, y quiere mandar más de lo conveniente. Y que cree, como potencia absoluta, que la autoridad es dueña del bien y del mal. 
Conviene recordar aquí unas pertinentes palabras de Ratzinger:
«El Papa no es en ningún caso un monarca absoluto, cuya voluntad tenga valor de ley, Él es la voz de la Tradición; y sólo a partir de ella se funda su autoridad.»
(Joseph Ratzinger, en la presentación de Mulieris digintatem. 30 de septiembre de 1988)
Y en su homilía en la toma de posesión de su cátedra en la basílica de San Juan de Letrán, 7 de mayo de 2005:
«El Papa no es un soberano absoluto, cuyo pensamiento y voluntad son ley. Al contrario:  el ministerio del Papa es garantía de la obediencia a Cristo y a su Palabra. No debe proclamar sus propias ideas, sino vincularse constantemente a sí mismo y la Iglesia a la obediencia a la Palabra de Dios, frente a todos los intentos de adaptación y alteración, así como frente a todo oportunismo.»
Conclusión y diagnóstico
El absolutismo modernista.- Puede chocar la idea, pero es cabal. La perversión de la inteligencia, causa próxima del modernismo, ha producido un deterioro del sentido de la verdad. De forma que, para el católico absolutista, la verdad es lo que promulga la autoridad, sea disonante o no con el Depósito transmitido. De esta manera, se cree que es la autoridad la que establece arbitrariamente la Tradición, por pura voluntad del que ostenta el mando, y que es la autoridad la que genera la verdad. —De aquí procede una visión absolutista del magisterio, que pretende poder modificar el magisterio anterior por razones meramente pastorales, o ignorarlo y preterirlo en función de la praxis.
Algunos remedios
Contra esto: sana objetividad. Eucaristía y confesión. Oración de la Iglesia. Tradición y tradiciones. Padres y Doctores. Primacía de la gracia. Eternidad de la ley moral. Centralidad de la Escritura. Magisterio como testigo y guardián docente, cual Cerbero del Depósito.
Contra esto: recuperar un estilo de ser católico muy conveniente para estos tiempos: sentido del humor, primacía de la gracia, realismo tomista, sana tristeza cristiana, cuando toca; sublimidad en la liturgia, mucho sentido común, desenvoltura sobrenatural.
Contra esto: la Tradición, y las tradiciones, pueden generar magisterio. Por ejemplo, una particular manera de explicar las verdades de fe, que pasa, con veneración, de generación en generación. Es el caso de una sana Escolástica al servicio de la función docente de la Iglesia.



* Alonso Gracián Casado y padre de tres hijas. Diplomado en Magisterio y Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Le apasiona la pintura y la polifonía, y todo lo que es bello y eleva. Tiene la curiosa costumbre de releer a Tolkien y a Bloy cada cierto tiempo. Sabe que sin Cristo todo es triste, feo y aburrido hasta la muerte, y que nosotros sin Él no podemos hacer nada (Jn 15, 5), salvo meter la pata. Por eso cree no perder el tiempo escribiendo diariamente algunas líneas en la red, con esta sola perspectiva: contemplar a Cristo como centro del universo y de la historia.



InfoCatolica. Blog: la mirada en perspectiva (9/7/17)

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