sábado, 13 de enero de 2018

¿Un extremismo fanático?........sobre el aborto.

por Alfonso Aguiló
    Muchas personas centran su oposición al aborto en argumentos de tipo religioso, y realmente hay razones de enorme peso en ese ámbito y hay que tenerlas muy presentes.

Pero como vivimos en una sociedad muy plural, en la que esos argumentos son descalificados en bastantes ámbitos, es preciso que recurramos de modo habitual a planteamientos que tengan una validez universal, que sean accesibles a cualquiera, independiente de sus conocimientos científicos o teológicos.

        "A veces -señala Julián Marías-, se usa una expresión de refinada hipocresía para denominar el aborto provocado: se dice que es la "interrupción del embarazo". Los partidarios de la pena de muerte tienen resueltas sus dificultades. La horca o el garrote pueden llamarse "interrupción de la respiración", y con un par de minutos basta.

        Cuando se provoca el aborto o se ahorca, se mata a alguien. Y es una hipocresía más considerar que hay diferencia según en qué lugar del camino se encuentre el niño que viene, a qué distancia de semanas o meses del nacimiento va a ser sorprendido por la muerte.

        Con frecuencia se afirma la licitud del aborto cuando se juzga que probablemente el que va a nacer (el que iba a nacer) será anormal física y psíquicamente. Pero esto implica que quien es anormal "no debe vivir", ya que esa condición no es probable, sino segura. Y habría que extender la misma norma al que llega a ser anormal por accidente, enfermedad o vejez. Y si se tiene esa convicción, hay que mantenerla con todas sus consecuencias; otra cosa es actuar como Hamlet en el drama de Shakespeare, que hiere a Polonio con su espada cuando está oculto detrás de la cortina. Hay quienes no se atreven a herir al niño más que cuando está oculto -se pensaría que protegido- en el seno materno.

        Se habla del derecho a disponer del propio cuerpo. Pero, aparte de que el niño no es parte del cuerpo de su madre, sino alguien corporal implantado en la realidad corporal de su madre, ese supuesto derecho no existe. A nadie se le permite la mutilación; los demás, y a última hora el poder público, lo impiden. Y si me quiero tirar desde una ventana, acuden la policía y los bomberos y por la fuerza me lo impiden."

        Si el aborto se impone y se generaliza, si el hombre de nuestra época vive de acuerdo con esos principios, compromete su misma condición humana. Por eso podría decirse que la aceptación social del aborto es probablemente lo más grave que ha acontecido en nuestra época.

        —Pero lo cierto es que, en muchos ambientes, estar en contra del aborto se considera un extremismo fanático, un imponer a los demás unas opiniones personales que se consideran ultraconservadoras y retrógradas.

        Ya hemos dicho que todavía no está lejos la época en la que poseer otros seres humanos se veía tan normal como poseer cabezas de ganado. Y que esas posturas esclavistas se defendían en países tan avanzados como Estados Unidos hasta poco antes de 1860. De hecho, cuando Abrahán Lincoln llegó a la Presidencia en 1861 y estableció la abolición de la esclavitud, los sureños iniciaron la guerra de secesión, con el argumento de que el nuevo gobierno pretendía arrebatar a los estados del sur sus "derechos" sobre los esclavos. Fueron cuatro años de guerra en la que se invocaban palabras como "derechos" y "libertad" para defender una brutal forma de opresión.

        Y quizá hoy la historia se repite, porque en todo el mundo occidental se habla de "derechos" y de "libertad" para acabar con la vida de niños aún no nacidos, sobre todo si son deficientes. Gracias a Dios, una minoría cada vez más numerosa de hombres y mujeres de diversos colores políticos y religiosos, sostiene una clara postura en contra del aborto.

        Y como sucedía con los que luchaban contra la esclavitud, también ellos son tachados de extremistas y de enemigos de la libertad, pero tampoco deberíamos extrañarnos mucho, pues así ha sucedido siempre a quienes lucharon contra aberraciones que se hicieron normales en diferentes épocas a lo largo de la historia.

     
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