martes, 19 de junio de 2018

La asombrosa lucha épica -y muy física- del padre Pío contra Satanás, en sus propias palabras.


 El padre Pío de Pietrelcina es uno de los santos taumaturgos más populares de nuestros días

por Pablo J. Ginés

   La librería San Pablo de la plaza Jacinto Benavente de Madrid quedó pequeña este lunes para la presentación del libro Padre Pío contra Satanás (Bibliotheca Homo Legens), del veterano vaticanista Marco Tosatti. Con todas las sillas ocupadas y asistentes de pie siguiendo el acto, el periodista, presentado por el editor, Gabriel Ariza, quiso insistir en que la historia del padre Pío contra el demonio “es una saga épica, un cuerpo a cuerpo entre un monje y su adversario”. La fuente principal del periodista han sido las cartas de la gente que lo conoció, y las que el santo de Pietrelcina escribía, así como todos los textos de la Positio para su canonización. Los textos de la época dejan hablar al popular capuchino.

En la presentación participó el sacerdote Lucio Ángel Vallejo Balda, que conoció primero al padre Pío leyendo una biografía sobre él y luego se “enganchó” a este santo, llevando siempre consigo una reliquia suya. “Él hacía de lo sobrenatural algo natural. No se enfrentaba al demonio con exorcismos, sino con algo tan cotidiano como el rosario. Y en medio de todas sus circunstancias extrañas, es asombroso su continuo buen humor”, destacó Vallejo Balda.



Pudimos charlar durante un rato con Tosatti acerca de la importancia del santo… y su lucha peculiar, única, con el Maligno.

- ¿Por qué es tan popular y relevante el padre Pío de Pietrelcina?

- Sin duda, en Italia es uno de los santos más amados del pueblo. Es difícil entrar en un negocio, en un restaurante, en un lugar público y no ver imágenes suyas expuestas. Creo que se debe a que es uno de los santos de la Historia que ha cumplido más gracias e intercesiones. Leí los 8 volúmenes de la Positio, la recopilación de documentos sobre él que sirven para el proceso de canonización, y hay cientos de testimonios de personas de Italia y de otros países que recibieron favores suyos extraordinarios. Era protagonista de fenómenos asombrosos: bilocaciones, curaciones, lectura de almas con solo ver a la persona, cosas así… Esto le hace extraordinario, distinto a otros santos, y muy popular. En todo el mundo se crean hoy grupos de oración inspirados en el Padre Pío.

- ¿Y qué tiene de especial la relación con el padre Pío y el demonio? Después de todo, ¿acaso el demonio no tienta a todos los cristianos?
- Lo especial en el caso del padre Pío es que no era una lucha solo espiritual, sino que tiene momentos extremamente físicos, tanto que los frailes que vivían con el padre Pío oían los ruidos de pelea que venían de su celda y la mañana después veían que los hierros del lecho estaban retorcidos, como si una fuerza sobrenatural las hubiera doblado. Y veían al padre Pío con contusiones y golpes, como si le hubieran pegado.

» Incluso de fraile joven, antes de que lo enviaran a San Giovanni Rotondo, el superior le pidió que rezara al Señor solicitando que no permitiera tantos ruidos al demonio porque otros frailes se asustaban. Era algo muy visible. Eso le sucedía al padre Pío cuando luchaba por quitarle almas al demonio. Sí, ha habido más santos en lucha contra el demonio, pero el padre Pío es especial por esta lucha tan continua, física, evidente, que la ven, en parte, los demás...

 » Además, desde mi punto de vista, como periodista, como escritor, veo una lucha épica del padre Pío contra el demonio, que incluso desde fuera de la fe se ve que tiene un valor literario muy grande. Ya se ve de niño, cuando tiene una visión de un hombre muy grande, un hombre perverso, que es el demonio, que quería combatir con él.


Marco Tosatti explica la importancia "épica" de la lucha del Padre Pío para nuestra época

- ¿Qué significa para nosotros, para nuestros tiempos, esta vivencia del padre Pío?

- Yo no soy un milenarista pero sí creo que es posible que estemos en una época especial. La Virgen de Fátima decía que estamos en una batalla decisiva entre las fuerzas del bien y el demonio, fuerzas que atacan a la familia y los valores naturales básicos. Parece que Dios quiere, a través del padre Pío, dar una señal de que esta batalla ha empezado y es también sobrenatural.

- Pero pecados sexuales, gente con una mala vida familiar, malos padres, adúlteros… todo eso ha existido siempre. ¿Cuál es la novedad?

- Sí, pecados sexuales y contra la familia siempre hubo pero, por ejemplo, cuando había algún Papa malo, pérfido, con delitos, como Alejandro Borgia, los cometía pero no cambiaba la doctrina, no decía que esos pecados estaban bien. Lo novedoso de los dos últimos siglos es el individualismo desenfrenado que no solo busca poner en duda la fe, sino convencer al hombre de que él es su propio legislador, su propio dios, incluso, que no debe descubrir el bien y cumplirlo, sino que puede crear su propia ley.

- Su libro incluye una segunda parte con ejemplos de otros santos que han estado tocados muy de cerca por el demonio, como Eustaquia de Padua, Cristina de Stommelm y Mariam Baouardy. ¿Por qué?

- Son santos que he seleccionado porque creo que ilustran que, aunque el demonio tiene un amplio campo de acción, está limitado por Dios. Por ejemplo, lo que sabemos de Mariam Baoaurdy está atestiguado con documentación científica de su época. Como mucho de lo que sabemos del padre Pío. Es como si el mundo quisiera esconder lo sobrenatural pero lo sobrenatural no se dejase ocultar. Vemos que Dios usa al demonio, de forma misteriosa, como un instrumento, un instrumento extraño, si se quiere, pero que sirve para santificar a las personas.

» Vemos gente de gran santidad personal pero que sufre bajo el demonio, a veces incluso poseídos, durante un tiempo, aunque manteniendo libertad en alma y voluntad. Siempre me llamó la atención la familiaridad con la que el demonio, en el Libro de Job, se acerca a la mesa de Dios, y Dios le recibe tranquilamente, y hablan… ¡El demonio es otro instrumento de Dios!

- De lo malo Dios saca cosas buenas. Es un misterio…

- Sí, es un misterio. Es como ver un bordado por debajo, nos parece un caos, un lío de hilos y colores. Pero el bordador, que lo ve desde arriba, bordando un dibujo, sabe lo que hace.

- En las últimas décadas se ha multiplicado el número de exorcistas en la Iglesia Católica, con cursos, formación, y se relacionan entre ellos por Internet…
- Sí, porque el pueblo ha pedido exorcistas con insistencia. … Escribí un libro entrevista con el padre Amorth (Memorias de un exorcista, 2010, en italiano “Inchiesta sul demonio”). Me explicó que hace 30 años en Francia, Bélgica, Austria y Alemania no había ni un solo exorcista. Sus obispos no creían en el demonio. Pero han visto tantos casos, tantas peticiones, que ahora hay 4 exorcistas en Turín, varios en París… Y esos cursos para cientos de sacerdotes, que llegan hasta de Estados Unidos.

- ¿Y hay algo que estemos aprendiendo, novedoso, sobre el diablo en este siglo XXI?

- El demonio siempre busca las almas, me dijo el padre Amorth. Y esa es su gran batalla. Pero su trabajo principal lo hace sin llamar la atención, de forma ordinaria. El diablo no quiere manifestarse. Incluso a los exorcistas les cuesta discernir muchos casos, porque el demonio intenta ocultarse. Eso es interesante. Ya lo decía Baudelaire: la mejor estrategia del demonio es hacernos creer que no existe.

- Pero tampoco es sano ver al demonio por todas partes…

- Sí, hay que tener un equilibrio. El padre Amorth decía: “de todos los que vienen a mí con problemas, solo el uno por ciento necesita de verdad un exorcista”. Creo que esa es la medida. Sí, el demonio trabaja de forma ordinaria y eficaz, sin fenómenos extraordinarios, mediante las guerras, el odio, destruyendo la familia, con el aborto… ahí también hay que estar presentes.




/ReL  19 junio 2018

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