martes, 13 de noviembre de 2018

Crece el suicidio entre los menores de edad japoneses: dejan notas, temen salir a la vida, dicen



Los japoneses menores de edad se quiebran ante el sistema educativo... y al crecer, muchos se asustan ante un mundo hostil.


Se suicidaron 250 menores de edad en Japón en 2017, el número más alto desde 1986, según la última investigación publicada por el Ministerio de Enseñanza.

Aunque recientemente ha bajado algo el número de suicidios en general, el de menores ha aumentado. Según el Ministerio de Bienestar, la principal causa de muerte en Japón en 2017 entre los 15 y los 19 años fue el suicidio.

Temen la escuela... y también salir a la vida post-escolar
Un estudio gubernamental de 2015 sugería un aumento de suicidios alrededor del 1 de septiembre, inicio de las clases, lo que indicaría que el mundo escolar es una fuente de desánimo brutal para ellos.
Según el estudio del Ministerio, la mayor parte de los estudiantes (140) no dejó ninguna explicación sobre el por qué decidieron quitarse la vida.

Pero los que dejaron notas o explicaciones tenían como motivación más frecuente su inquietud y desconcierto por el futuro: no sabían qué hacer con su vida después de finalizar los estudios. Otra causa que declaraban muchos eran problemas familiares.

Hay expertos que dicen que una de las circunstancias peculiares de Japón con el suicidio es que allí está muy mal visto reconocer que tienes problemas mentales y emocionales e ir al psicólogo. Por eso, las situaciones de depresión y peligro se agravan sin tratar terapéuticamente.

¿Un país tentado a matarse?

En Japón hay entre 20.000 y 30.000 suicidios al año. En 2010 eran 31.690. En 2011 eran 30.651. En 2012 eran 27.858. En 2013 eran 27.283. En 2016 los suicidios efectivos fueron 21.764, según la Policía, lo que implica que han bajado bastante.
Si asumimos las cifras de 2010-2011, habría un suicidio cada 42.400 habitantes.

Para comparar: en España hay, de forma estable, unos 4.000 suicidios consumados al año, uno cada 11.000 habitantes.

Señala la agencia AsiaNews que investigaciones de 2017 del Ministerio de Salud japonés muestran que casi el 25% de los japoneses adultos ha considerado seriamente la posibilidad de suicidarse. Hace unos años, los que pensaban acerca de suicidarse eran menos: en el año 2008 eran el 19,1%; en 2012 el 23%; en 2016 llegó a 23,6%.

Por comparación, en España, un estudio de julio de 2014 (Miret, Caballero y otros) a partir de un sondeo a 4.583 personas detectaban que a lo largo de la vida solo un 3,67% de españoles había pensado en suicidarse, y sólo un 1,4 declaraba haberlo intentado.

Los japoneses que piensan en el suicidio son (en porcentaje) seis veces más que los españoles, y los que finalmente se suicidan son entre 3 y 4 veces más.

Para superar la tentación ¡hobbies o más trabajo!

El estudio del Ministerio de Salud japonés, a partir de 3.000 cuestionarios con adultos, señala que el 37,7% de los entrevistados que habían pensado en suicidarse declaran que superaron su crisis dedicando mayor tiempo a sus hobbies o al trabajo; un 32% dijo que halló alivio discutiendo sus problemas con personas cercanas a ellos. Casi el 47% afirma que cuando se encuentra oprimido por las preocupaciones y por el estrés, es importante pedir ayuda consultando a centros especializados o hablando con los demás.

Para la Iglesia Católica en Japón, no hay duda de que la falta de religiosidad de los japoneses y su materialismo exagerado es una de las causas del suicidio frecuente. El obispo japonés Isao Kikuchi explicó en un artículo traducido por AsiaNews.

"Es justo decir que una de las razones de este fenómeno es la falta de religión en la vida cotidiana de las personas en Japón.  Es obvio que una abundancia de riquezas terrenas y materiales y el desarrollo tecnológico no pueden proveer a un enriquecimiento espiritual, al contrario alimentan el vacío en los corazones de muchos. Mientras que la sociedad continuó buscando el desarrollo material, la espiritualidad religiosa perdió el propio lugar en la sociedad y en las comunidades locales fue destruida, dejando a las personas aisladas. El aislamiento es una de las principales causas que llevan a poner fin a la propia vida", escribió el obispo.

Los obispos japoneses han escrito varias veces sobre el suicidio: en 2001, en el texto “Reverencia por la vida”, y su versión reelaborada en enero de 2017 han mencionado el problema del suicidio y pidieron a la población en general prestar atención al caso de “aislamiento” de las personas. Caritas Japón también trabaja el tema buscando proteger a las personas que se sienten solas. Los obispos piden a los católicos que no hagan juicios sobre las personas que se suicidaron, sino que muestren por ellos y sus familias misericordia pastoral.


ReL  12 noviembre 2018

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