domingo, 8 de septiembre de 2019

Transhumanismo: Hautebert traza una documentada y convincente genealogía de una aterradora revolución antropológica


por Jorge Soley

El libro sobre el transhumanismo que firma Joël Hautebert es altamente recomendable para quien quiera comprender a fondo esta ideología que cada vez más da forma a nuestro tiempo.

A lo largo del libro se van desgranando los aspectos, más o menos explícitos, de esta ideología y de las diversas corrientes que la conforman, con sus diversos matices. Pero lo mejor de esta obra, lo que la convierte en un valioso documento, es la capacidad de Hautebert para trazar la genealogía del transhumanismo.

Con resultados interesantísimos: ni el transhumanismo es tan novedoso (Francis Bacon ya hablaba del hombre como máquina, de la tecnología como medio para mejorar la especie humana y del hombre que se construye a sí mismo) ni aparece de la nada. Al contrario, Hautebert traza con precisión y erudición un panorama que demuestra que el transhumanismo no es más que una etapa lógica más en el despliegue de las ideas que han conformado la modernidad y la posmodernidad.

Si la utopía de los siglos XIX y XX fue una revolución que nos adentraría en un nuevo paraíso en la Tierra gracias a la acción política y social, tras el fracaso de estas revoluciones colectivas, que en realidad han creado un infierno terrenal, se abre paso la nueva revolución, esta vez individual, lo que Hautebert denomina revolución antropológica, encarnada en el transhumanismo. Cambian los medios, persisten los fines.

Si la voluntad de emancipación marca el proyecto de modernidad, ahora el transhumanismo se nutre de ella para emanciparse, no ya de ninguna autoridad externa, sino de la misma naturaleza. Analiza también el libro la continuidad del transhumanismo con el materialismo, que ha hecho que todas las barreras para experimentar y manipular el cuerpo humano, considerado pura materia y nada más, hayan desaparecido, y con el evolucionismo, al presentarse como una nueva etapa en el proceso de la evolución.

 La ideología de género, en su rechazo a nuestra identidad biológica y el antiespecismo, que pretende que no existe ninguna jerarquía que coloque al hombre por encima de animales y máquinas, aportan otros de los fundamentos sobre los que se construye la ideología transhumanista. Lo mismo se puede afirmar del supuesto derecho al aborto, que proclama el derecho individual a controlar todo lo que afecte a nuestra vida, al precio que sea, o a la ideología utilitarista, que confunde utilidad y eficacia con bien y que, por tanto, no admite ningún límite a lo que la técnica sea capaz de hacer.

Hautebert va trazando así una documentada y convincente genealogía del transhumanismo que, si bien nos presenta un panorama aterrador, tiene la ventaja de ponernos ante la realidad de que esta ideología que nos amenaza no es un nuevo monstruo ante el que estaríamos intelectualmente indefensos, sino la conclusión lógica y síntesis de las principales ideas que han ido conformando la modernidad desde tiempos de la Ilustración.

InfoCatólica.  Blog: Archipiélago Ortodoxia  2.9.19

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