¿Cómo no sentirme feliz? Después de todo, terminamos cansados, pero con los corazones alegres y ensanchados de mucho amor. Nunca antes había vivido un San Valentín de verdad, uno tan significativo, tan especial, tan inolvidable. El hecho de salir a demostrarle al mundo que existimos jóvenes que vivimos la Castidad para amar y ser amados de verdad, luchando día a día, purificándonos de todo egoísmo, de toda impureza, para así llegar al triunfo del amor, es realmente hermoso. Sin duda, fue una experiencia única.
El punto de encuentro fue en la Iglesia del parque Kennedy 30 (Miraflores, Lima/Perú) a las 3:30. Sinceramente, pensé que las personas llegarían mucho después, por la típica “hora peruana”, pero ¡felizmente me equivoqué! Aunque llegué antes, ya habían varios jóvenes esperando, todos ansiosos por comenzar con la Revolución del Verdadero Amor. Preguntaban qué hacer, pedían sus polos y pulseras de LOV, querían ayudar a inflar los globos y esperaron pacientemente la hora de partir. Fue gracioso porque algunos civiles pensaban que estábamos vendiendo polos y regalando globos. ¡Nadie se esperaba un evento tan contracorriente!
No solo fue una sorpresa para los demás, sino también para nosotros, porque vimos el rostro de muchas parejas, de padres de familia, de jóvenes, cuestionándose sobre mensajes que gritábamos con mucha energía y alegría, como: “¿Qué es el amor? ¡Respeto! ¿Qué es el amor? ¡Compromiso! ¿Qué es el amor? ¡Espera!” o “¿Qué vivimos? ¡La Castidad! ¿Para qué? ¡Para el verdadero amor!”
En varias ocasiones, no solo chicos y chicas se acercaron, sino también padres y madres, preguntándonos: ¿qué es La Opción V?, ¿qué era exactamente lo que hacíamos?, ¿por qué estábamos allí?, interesados en saber más de la Castidad.
Jóvenes "haciendo lío"
Aunque no fueron muchos, algunos jóvenes se nos unieron. Es entonces cuando nos dimos cuenta que no importaba si éramos o no una multitud, pues con tan solo llegar a una persona, a una mente, a un corazón, ya estábamos sembrando una semillita que irá germinando con la gracia de Dios. Además, no solo contábamos con nosotros mismos, sino también con muchas otras personas que nos acompañaron con sus oraciones y buenos deseos. Desde Croacia, Bolivia, España, El Salvador, México y muchos otros países, se sumaron a este evento contracorriente. ¡Gracias a todos los que nos enviaron sus mensajes de aliento, sumándose espiritualmente a nuestra marcha!
El esfuerzo que requirió hacer todo el evento, planificar la ruta, tener previsto algunos inconvenientes, ir por los globos y el helio, pedir permiso a la municipalidad, mandar a hacer los polos, explicarles a todos en qué consistía la actividad, publicar en Facebook, alentar a los jóvenes, estar pendientes de todo lo que sucedía, valió totalmente la pena y especialmente la alegría. Todo ese trabajo no tiene peso al lado de toda la felicidad y satisfacción que nos dio el haber estado allí en las calles, transmitiendo un mensaje tan hermoso, un valor tan importante como lo es la Castidad.
No solo fue eso lo que hizo de mi “San Valentín” un día inolvidable, sino también el conocer a jóvenes, hombres y mujeres, que, así como yo, luchan día a día para mantenerse castos y puros, buscando amar y ser amados de verdad, de manera auténtica, sin egoísmos, sin celos enfermizos, sin inseguridades, sin infidelidades, con un amor sincero, un amor que tiene como base la amistad, la confianza y la comunicación, dispuestos a levantarse si es que se caen y a seguir siendo un testimonio vivo para los demás.
Es reconfortante dejarse contagiar por la felicidad que nos da vivir esta virtud. Como lo dijo una de las revolucionarias del verdadero amor: “El camino de la Castidad se vuelve más fácil y hermoso cuando vas acompañado.”
Es por eso que debemos de recordar siempre que no estamos solos, pues somos muchos los jóvenes que creemos en la Castidad y estamos dispuestos a seguir trasmitiéndola a todo el mundo, porque todos estamos llamados a vivir un amor auténtico, porque nos sentimos tan felices y orgullosos de vivirla que no podemos quedarnos callados, sino, al contrario, nuestros corazones están ardiendo de tanto amor que necesitamos difundir esta opción contracorriente. La Castidad es La Opción que nos ofrece no un amor distorsionado, lleno de erotismo, de placer y satisfacciones momentáneas, sino un amor verdadero, que sabe ser paciente y madurar en la espera.
Finalmente, quiero decirles que este gran acto de presencia no ha terminado. ¡Es tan solo el comienzo de una gran revolución del verdadero amor! Aún queda mucho por hacer. Hay tantas personas que nos esperan allá afuera y que están dispuestos a escucharnos y a aprender de la Castidad.
Quiero darle las gracias a todos los que hicieron posible este hermoso evento; los que con su entusiasmo alentaron a los demás; los que a pesar de poder hacer otra cosa, estuvieron allí y dieron todo, sin condiciones. ¡Gracias por ser tan valientes! Una vez más, tengo la certeza de que, cuando dejas todo en manos de Dios, ¡Él hace de las suyas! Agradezcámosle por ser tan generoso con nosotros y por habernos dado las agallas de salir a gritarle al mundo cuál es el amor para el cual hemos sido creados. ¡Que Dios los bendiga a todos y los siga llenando de valor!
Martha Asto, 17 años, Perú, Miembro activo de LOV.
Fuente: La Opción V.
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