miércoles, 2 de mayo de 2012

Reino Unido; ¿la Iglesia obligada a celebrar las bodas de homosexuales?


 Los católicos y los creyentes de otras confesiones están comprometidos en la lucha para impedir que se igualen los matrimonios homosexuales a los heterosexuales. 
por Marco Tosatti (Roma).

 Con vigor y algo de ironía  la Iglesia Católica –y otras realidades religiosas- están combatiendo durante estas semanas en Gran Bretaña para impedir que los matrimonios entre homosexuales sean equiparados al matrimonio entre personas de sexos diferentes. Es una batalla que se combate con gran vigor y también con una cierta dosis de humorismo e ironía. El Catholic Education Service – que actúa en nombre de los obispos de Inglaterra y Gales– ha escrito a las escuelas secundarias católicas para impulsar a los alumnos a firmar una petición contra la formalización del matrimonio homosexual. Las escuelas secundarias son 385, y la iniciativa se lleva a cabo tras la lectura, en todas las parroquias, de una carta en la que los obispos afirman que los católicos tienen el deber «de hacer todo lo posible para garantizar que el significado del matrimonio no se pierda para las generaciones venideras». A los estudiantes se les pedía que participaran en una recogida de firmas organizada por Coalition for Marriage, que hasta ahora ha recogido 466.000 firmas. Grupos antirreligiosos y algunos sectores de la prensa han anunciado el escándalo. Y se han ganado algunos comentarios sarcásticos. Es una broma común en muchos países, entre los periodistas, comentar con un «¡Extra, extra!» una no noticia. Y de este modo un comentarista del “Daily Telegraph” increpa contra el tono escandalizado. «¡Extra, extra! ¡Algunas escuelas católicas en Gran Bretaña enseñan ideas católicas a sus alumnos!». El comentarista habla de «reportajes chocantes» según los cuales a los muchachos se les dice que «el matrimonio tradicional es superior al matrimonio homosexual». Y se pregunta irónicamente: «¿En qué se convertirá el mundo, cuando en el siglo XXI, a la luz del sol y en una institución educativa, los hijos de los católicos puedan recibir abiertamente valores católicos? Esta locura tiene que terminar». El articulista denuncia el «deseo intolerante» de obligar a las escuelas católicas a «postrarse» ante la moda del momento, y habla de «un intento interminable de evitar que las escuelas católicas enseñen sus valores». Pero la Iglesia podría ser obligada a algo muy diferente. De hecho, según algunos especialistas, cabe la posibilidad de que David Cameron no pueda eximir a las Iglesias del deber de celebrar bodas de parejas homosexuales. Neil Addison, director del Thomas More Legal Centre, ha declarado que las afirmaciones tranquilizadoras del Primer ministro británico no tienen valor. De hecho, dos sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Strasburgo, además de la sentencia dictada por un tribunal de apelación en 2010, demuestran que el gobierno británico actuaría de manera ilegal si legalizase los matrimonios entre homosexuales civilmente sin permitir que se celebren también en contextos religiosos. «El gobierno se verá obligado a consentir bodas entre personas del mismo sexo exactamente sobre la misma base que se consienten los matrimonios heterosexuales», ha declarado al “Catholic Herald” Addison, especialista en discriminación religiosa. La más afectada será la Iglesia de Inglaterra, a causa del estatus de sacerdotes de la “stablished Church” de sus sacerdotes, y se esperan innumerables batallas legales, según el especialista. «Claro, una buena causa podría nacer, si se toma en cuenta que todos los lugares o personas habilitados para celebrar un matrimonio homosexual tienen que estar dispuestos a celebrar un matrimonio homosexual sobre la misma base del heterosexual, ya que la ley no contempla ninguna diferencia entre los dos». Y la polémica se extiende también entre los anglicanos, tras la divulgación de una carta firmada por dos de sus obispos en el “Times”, en la que se afirmaba que la Iglesia «debería estar contenta con los matrimonios homosexuales». La carta fue criticada duramente por algunos especialistas de derecho canónico y por grupos más tradicionales, según los cuales los dos obispos tratan de «adaptar lo que es la tradición bíblica».
 27 abril de 2012

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