domingo, 4 de enero de 2015

Estudiantes católicos de Amberes denuncian que su obispo ha cruzado «la frontera de la decencia y la moralidad».

«No, monseñor, lo que usted propone no es católico». Así lo asegura la Asociación de Estudiantes Flamencos Católicos de Amberes, en respuesta a la propuesta de su obispo, Mons. Johan Bonny, quien se ha mostrado partidario del reconocimiento por parte de la Iglesia católica de las relaciones homosexuales y bisexuales.
Los estudiantes han creído necesario recordar a su obispo, al que acusan de haber cruzado la frontera de la decencia y la moralidad, cuál es la doctrina católica.
Los estudiantes critican que las palabras del obispo «dan a entender que los homosexuales no tienen un lugar en la iglesia. Esto es erróneo porque la Iglesia está abierta a todas las personas, independientemente de su orientación homosexual».
Al mismo tiempo denuncian que el obispo ha cruzado «la frontera de la decencia y la moralidad. El sacramento del matrimonio instituido por Jesús está abierto a hombres y mujeres que se unen libremente. La sexualidad dentro del matrimonio tiene como uno de sus fines la reproducción humana... y no puede ser descontextualizada de su finalidad».
El texto de los estudiantes católicos acaba así:
«Mons. Bonny, sucesor de los apóstoles, quiere cambiar la forma en que se nos ha revelado le fe. Esto no puede ser. Como una asociación católica con sede en Amberes, la Asociación de Estudiantes Flamencos Católicos de Amberes alza también su voz alto y claro para decir: "No, Monseñor, lo que usted está proponiendo no es católico"» 
La postura de la organización estudiantil católica ha provocado la reacción de los «Jóvenes Socialistas de Amberes», que han acusado a los católicos de homofobia.
InfoCatólica (03/01/15)


Jóvenes católicos en defensa de la fe atacada por su obispo



por Luis Fernando Pérez Bustamante



Hace unos días el obispo de Amberes, Mons. Johan Bonny, hizo unas declaraciones totalmente incompatibles con la doctrina moral de la Iglesia referentes al matrimonio y a la vida sexual. Entre otras lindezas, dijo: «Debemos buscar en el seno de la Iglesia un reconocimiento formal de la relación que también está presente en numerosas parejas bisexuales y homosexuales. Al igual que en la sociedad existe una diversidad de marcos jurídicos para las parejas, debería también haber una diversidad de formas de reconocimiento en el seno de la Iglesia»

No hubo una reacción inmediata de la Santa Sede. Nada. Pero además de la Santa Sede, existen en el mundo más de 5.100 obispos. Y que nosotros sepamos, ninguno ha manifestado públicamente que las declaraciones del obispo de Amberes eran un conjunto de graves errores contrarios a la Escritura, la Tradición y el Magisterio.
Han sido jóvenes de una asociación de estudiantes católicos, fundada en 1902 -y en 1973 en Amberes-, quienes han dicho lo que todo aquel que tiene un mínimo de amor por la fe católica piensa y puede decir de esas declaraciones, ateniéndose a lo que el Concilio Vaticano II enseña tanto a los obispos como a los laicos: "Cada uno de los Obispos que es puesto al frente de una Iglesia particular, ejerce su poder pastoral sobre la porción del Pueblo de Dios a él encomendada, no sobre las otras Iglesias ni sobre la Iglesia universal. Pero en cuanto miembros del Colegio episcopal y como legítimos sucesores de los Apóstoles, todos y cada uno, en virtud de la institución y precepto de Cristo, están obligados a tener por la Iglesia universal aquella solicitud que, aunque no se ejerza por acto de jurisdicción, contribuye, sin embargo, en gran manera al desarrollo de la Iglesia universal. Deben, pues, todos los Obispos promover y defender la unidad de la fe y la disciplina común de toda la Iglesia"… (Lumen Gentium, 23).
Y también: "Los laicos, al igual que todos los fieles cristianos, tienen el derecho de recibir con abundancia de los sagrados Pastores los auxilios de los bienes espirituales de la Iglesia, en particular la palabra de Dios y les sacramentos. Y manifiéstenles sus necesidades y sus deseos con aquella libertad y confianza que conviene a los hijos de Dios y a los hermanos en Cristo. Conforme a la ciencia, la competencia y el prestigio que poseen, tienen la facultad, más aún, a veces, el deber, de exponer su parecer acerca de los asuntos concernientes al bien de la Iglesia"… (Lumen Gentium 37)
No hace falta añadir más. 


Fuente: Cor ad cor loquitur (03/01/15)


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