jueves, 12 de julio de 2018

TeenStar: educación sexual para jóvenes a la luz de «Humanae Vitae» creada por una monja visionaria


La hermana Hanna Klaus ha dedicado su vida a ayudar a los jóvenes a conocer bien la sexualidad y la fertilidad.


TeenSTAR es un programa afectivo-sexual dedicado principalmente a adolescentes y jóvenes desde una perspectiva católica, y que da respuestas contundentes frente a una sociedad hipersexualizada como la que lleva años instaurada

El éxito de este método, cuyo programa nació en 1980 en Estados Unidos, ha sido tal que se ha extendido por más de 35 países, entre ellos España, en el que cientos de monitores resuelven dudas a adolescentes y jóvenes sobre preguntas que se plantean sobre la amistad, el amor, la fecundidad y la sexualidad.

Detrás de esta exitosa iniciativa se encuentra una religiosa, la hermana Hanna Klaus, una ginecóloga de la congregación de las Hermanas Médicas Misioneras. A sus 90 años ha dedicado gran parte de su vida a la promoción de una sana sexualidad, de los métodos naturales y de una buena educación afectivo-sexual.

Formación de monitores de TeenSTAR presidida por el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández

La Humanae Vitae como referencia

Esta vocación dentro de su vocación surgió tras la publicación por parte del beato Pablo VI de la encíclica Humanae Vitae en 1968, de la que el 25 de julio se cumplirá medio siglo. Esta religiosa acogió muy bien un texto que muchos en aquel momento rechazaron, aunque quiso desarrollarlo de manera práctica, y empezó con los métodos naturales, siendo promotora por el mundo del método Billings. Con los años acabaría centrándose en los adolescentes con el programa TeenSTAR.

La historia de la hermana Klaus comienza en 1928 en Austria. Nació en este país europeo en el seno de una familia judía que se vio obligada a huir tras el ascenso del nazismo. Llegó a Reino Unido cuando tenía 12 años y poco después se estableció en Estados Unidos, concretamente en Louisville, Kentucky.

Conversa al catolicismo

Desde su infancia en Viena, Hanna Klaus tenía interés en la medicina, por lo que no se lo pensó dos veces a la hora de elegir carrera en la Universidad Louisville. Estudió Medicina y tras graduarse hizo la residencia en el Hospital General de Massachusets. Allí experimentó un fuerte proceso de conversión. Ella era una joven no religiosa, pero de repente sintió que faltaba algo en su vida. Y gracias a unos amigos descubrió la Iglesia Católica.

“Recibí el don de la fe. Entré en la Iglesia en 1952. La conversión es como ser adoptado”, afirma en una entrevista en Catholic News Service. Pronto comenzó a discernir sobre la vocación religiosa y en 1957 decidió unirse a las Hermanas Médicas Misioneras, donde podría ser tanto religiosa como médico.

Tras su formación, la hermana Klaus sirvió en misiones médicas en Pakistán y en lo que ahora es Bangladesh. Más tarde estuvo varios años en San Luis, donde coincidió la publicación de la Humanae Vitae, y después fue directora del departamento de Ginecología y Obstreticia en el hospital de San Francisco, en Kansas.

El día que conoció a Billings

Hasta ese momento, esta religiosa era algo escéptica con la precisión de algunos de los métodos naturales que había, hasta que leyó un libro que le recomendó el cardenal Carberry escrito por un médico australiano, el doctor John Billings, que explicaba un nuevo método natural que acabaría conociéndose precisamente como Billings.

Totalmente sorprendida y entusiasmada, esta religiosa viajó al año siguiente a Sidney para conocer al doctor Billings y a su esposa Evelyn, también doctora. Vio como se aplicaba en las parejas y decidió probarlo en Estados Unidos.

En 1978, Billings le propuso promover estos métodos entre los adolescentes, pues no es sólo un método para conseguir quedarse embarazada o separar el embarazo durante un tiempo, sino que permite conocer el cuerpo, y una sana sexualidad.

El matrimonio Billings, con Juan Pablo II

Un programa específico para jóvenes y adolescentes

Ella aceptó y fue así como inició en 1980 TeenSTAR. Una de las mayores resistencias que encontraba esta asociación y que aún se da proviene de los propios sacerdotes o líderes eclesiales que consideran que hablar de educación sexual promueve la promiscuidad. La experiencia les ha confirmado que el efecto es el contrario. Entre los adolescentes que lo reciben disminuye el número de los que ya tienen relaciones sexuales.

En ambientes católicos, este programa se enseña en el contexto de la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II. “Realmente está enseñando la conciencia de la fertilidad. Una vez que entienden su fertilidad, comienzan a alejarse de la presión de los compañeros y a tomar sus propias decisiones”, asegura esta religiosa.

El camino a seguir
Además, añade que “no importa si están en el Bronx o en Etiopía los niños se dieron cuenta de su propia identidad. Si los jóvenes están interesados en sí mismos y comprenden por completo el valor del programa, les encanta”.

En su opinión, “la Humanae Vitae es el camino a seguir. No creo que la fertilidad sea una enfermedad, y no creo que sea razonable usar potentes medicamentos o cirugía para eliminar una función normal del cuerpo”.

J.L. / ReL 12 julio 2018

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