jueves, 11 de octubre de 2012

Declaraciones de Mons. Héctor Aguer sobre el Sínodo de los Obispos.


El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, que está en Roma donde por elección del papa Benedicto XVI participa del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, fue entrevistado por el periodista italiano H. Sergio Mora para la agencia Zenit. 

 Habló sobre el propio concepto de nueva evangelización, el paganismo postcristiano, los nuevos contextos culturales y la parroquia como centro de la nueva evangelización, entre otros puntos. El prelado, uno de los cuatro padres sinodales argentinos, aseguró que la nueva evangelización “se identifica con la renovación profunda y permanente de la pastoral ordinaria de la Iglesia y la finalidad es siempre transmitir la fe, en circunstancias a veces difíciles”. “Hay que insistir -añadió- en que la fe no es una mera emoción subjetiva, un sentimiento, o una vaga aspiración religiosa, sino que es un encuentro con Jesucristo y una adhesión plena a Él, a la Iglesia, y se articula en convicciones y verdades”. 
El texto completo de la entrevista, que fue realizada el viernes 5 de octubre, es el siguiente: 
-¿Cuáles son las expectativas sobre este sínodo? 
-El sínodo ha sido convocado para tratar sobre la nueva evangelización para la trasmisión de la fe, y creo que no habría que disociar esos dos elementos. 
 -¿Cómo nace el concepto de nueva evangelización? 
 -El concepto de nueva evangelización ha sufrido una transformación. Lo utilizó por primera vez en 1983 el beato Juan Pablo II referido a la evangelización que la Iglesia debía emprender ante la perspectiva de los 500 años. Luego fue aplicado a la situación de los países de vieja tradición católica, en los que la fe se vino socavando por diversas circunstancias en particular por los embates del secularismo. -¿Con qué se identifica la nueva evangelización? 
-Se identifica con la renovación profunda y permanente de la pastoral ordinaria de la Iglesia y la finalidad es siempre transmitir la fe, en circunstancias a veces difíciles. 
-¿Entre la nueva y la primera evangelización, hay diferencias? 
-Suelo hacer una comparación entre nuestros tiempos y los primeros siglos de la difusión del cristianismo. En esos tiempos el cristianismo se abrió paso en medio de una cultura pagana en decadencia y que al parecer esperaba algo nuevo. Hoy el contexto sería de un paganismo postcristiano, los países donde la fe y la cultura cristiana han sido menoscabadas. Allí hay que presentar la novedad permanente de Jesucristo y su mensaje. 
-¿Cuál es la novedad para el hombre pagano postcristiano? 
-Hay dificultades específicas pues en ese gran despliegue de la modernidad el hombre se ha ido sintiendo más orgulloso de sí mismo. Se encuentra desnudo en un desierto porque ha perdido el sentido de su origen y de su fin, por lo tanto el sentido de su existencia y allí es necesario presentar la novedad permanente de Jesucristo resucitado. 
-Entonces ¿cómo trasmitir esa 'novedad permanente'? 
-Cada generación cristiana tiene que transmitir la fe, y esa es la obra principal de la Iglesia. La Iglesia, decía Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi, vive el evangelio. Cada uno de sus miembros debe sentir como una misión personal transmitir la fe, en la familia, en los distintos ambientes de presencia eclesial, en los ámbitos hoy alejados o refractarios. Yo subrayo fuertemente, "para la trasmisión de la fe". 
-De una generación a otra parecería que la fe tiende a perderse -No creo que haya que aplicar ese esquema. En la Iglesia ha habido renacimientos, de la cultura cristiana, de la teología, de la acción misionera. Hay que ver al sínodo como una gran oportunidad. 
-¿Y por dónde retomar? 
-Por la vida de la Iglesia en las comunidades cristianas. 
-¿Cómo inició todo? 
Esas comunidades vivían intensamente el espíritu del Señor y por ello la difusión del cristianismo era connatural con ellas. Se trata de recuperar a una plena vida de fe y de pertenencia eclesial a las multitudes de los bautizados. 
-¿Es necesario hacer sentir la presencia de Dios, crear un contexto cultural? 
-Los signos de la presencia de Dios, por supuesto se dan en la vida de la Iglesia en la liturgia y en las manifestaciones culturales de la fe. El Papa ha insistido mucho en el camino de la belleza, que para muchos puede ser el itinerario hacia el encuentro con Cristo, o el testimonio de los cristianos, o la vida de santidad de los fieles. Recordemos el asombro de los paganos en las primeras comunidades cristianas ante el amor fraterno de los fieles. 
-¿Es suficiente la emoción religiosa? 
-Hay que insistir en que la fe no es una mera emoción subjetiva, un sentimiento, o una vaga aspiración religiosa, sino que es un encuentro con Jesucristo y una adhesión plena a Él, a la Iglesia, se articula en convicciones y verdades. En la carta Porta Fidei el Papa habla de los contenidos de la Fe e indica el Catecismo de la Iglesia Católica del cual se cumplen 20 años, como instrumentos que están a nuestra disposición para transmitir la fe. 
-Usted habló antes de pastoral ordinaria de la Iglesia 
-El instrumento de trabajo del sínodo hace referencia a la parroquia como centro de la nueva evangelización, pensada no como un sitio al cual se dirigen algunas personas que buscan servicios religiosos, sino como un centro integral de evangelización. Eso supone un trabajo fuerte de los pastores para ofrecer a los fieles oportunidades de formación integral, incorporándolos a la acción misionera apostólica y caritativa. 
-¿Qué proponen los padres sinodales? 
-El sínodo no es un concilio, ni una asamblea deliberativa, su finalidad es presentar al Santo Padre una serie de proposiciones con las cuales orientará a la Iglesia a través de una exhortación postsinodal. 
-También hay un lado importante de oración. 
-Como toda asamblea eclesial, si no tuviera esto no lo sería, evidentemente se trata de invocar al Espíritu del Señor y estar abiertos a su influjo. Sería una paradoja si nos reuniéramos como expertos que estudian un tema. 
-¿Parecería curioso que una iniciativa de reevangelización parta de un papa teólogo? 
-En el caso del Santo Padre uno ve cómo, además de su obra teológica, es admirable que a pesar de toda la carga que la Iglesia supone, pueda seguir profundizando sobre el misterio de Cristo, con las últimas obras que nos ha dado. Uno ve al Santo Padre en sus homilías con que sencillez se dirige a los fieles. Es absurdo pensar que el teólogo habla para unos pocos. El hecho que el Papa sea teólogo nos asegura una convicción muy iluminada y una inspiración continua para renovar las verdades de la fe.+

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