lunes, 14 de abril de 2014

El Papa a los seminaristas: si no tienen vocación, busquen otro camino

Audiencia al Pontificio Colegio Leoniano de Anagni: el seminario no es refugio para quienes tienen problemas psicológicos.


IACOPO SCARAMUZZI
CIUDAD DEL VATICANO
El seminario no es un «refugio» para quienes tienen problemas psicológicos o creen que no tienen la valentía para «salir adelante en la vida», sino un lugar en el que se hace crecer la vocación mediante el conocimiento del Evangelio, mediante la confesión, la Eucaristía y la oración. Papa Francisco se dirigió esta mañana a la comunidad del Pontificio Colegio Leoniano de Anagni, y en particular a sus seminaristas, en una audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico. Esta fue la ocasión para dar un consejo franco a quienes se preparan al sacerdocio en el instituto que fundó en 1897 León XIII y que forma a los futuros sacerdotes de la región del Lazio: «Si ustedes (y lo digo de corazón, sin  ofender a nadie) no están dispuestos a seguir esta vía, con estas actitudes y estas experiencias, es mejor que tengan la valentía de buscar otro camino».


«Ustedes, queridos seminaristas, no se están preparando para un oficio, para convertirse en funcionarios de una empresa o de un ente burocrático», dijo Jorge Mario Bergoglio. «Tenemos muchos, muchos sacerdotes a medio camino… Un dolor que no hayan llegado a completar el camino; tienen algo de funcionarios, una dimensión burocrática y esto no ayuda a la Iglesia. ¡Por favor, tengan cuidado y no caigan en esto! Ustedes se están convirtiendo en pastores a imagen de Jesús buen pastor, para ser como él y en persona de él en medio de su rebaño». Bergoglio indicó cuatro pilares de la formación en el seminario («espiritual, intelectual, comunitario y apostólico), insistiendo en lo que había afirmado en una conversación con los seminaristas en enero de 2014 (y reproducida en “La Civiltà Cattolica”): «los cuatros pilares deben interactuar desde el primer día del noviciado, y no deben tener una estructura secuencial».



«Frente a esta vocación –prosiguió Bergoglio– nosotros podemos responder como la Virgen al Ángel: “¿Cómo es posible esto?”. Volverse “buenos pastores” a imagen de Jesús», observó el Papa, «es algo demasiado grande, y nosotros somos tan pequeños», pero en realidad, «no es obra nuestra», «es obra del Espíritu Santo, con nuestra colaboración»: Se trata, explicó el Pontífice, «de ofrecerse humildemente, como arcilla fresca, para que el artesano, que es Dios, la trabaje con el agua y el fuego, con la Palabra y con el Espíritu». Es cierto que «al principio no siempre hay una rectitud de intenciones total», y «es difícil que la haya»: «Todos nosotros siempre hemos tenido estas pequeñas cosas que no eran de rectitud de intención, pero esto con el tiempo se resuelve mediante la conversión de cada día. ¡Pensemos en los apóstoles! Piensen en Santiago y en Juan, que uno quería ser el primer ministro y el otro el ministro de economía, poque era más importante. Los apóstoles… pensaban otra cosa, y el Señor con tanta paciencia… corrigió la intención y al final era tal la rectitud de su intención que dieron la vida en la predicación y en el martirio».



Ser buenos pastores, continuó el Papa, significa «meditar cada día el Evangelio, para transmitirlo con la vida y con la predicación». Y después dijo que deben «experimentar siempre la misericordia de Dios en el sacramento de la Reconciliación», y esto «no hay que dejarlo nunca», hay que «¡confesarse siempre!», «así se convertirán en ministros generosos y misericordiosos, porque sentirán la misericordia de Dios sobre ustedes para convertirse en ministros generosos y misericordiosos». Ser buenos pastores, continuó el Papa, «significa nutrirse con fe y con amor de la eucaristía, para nutrir de ella al pueblo cristiano», «significa serhombres de oración, para convertirnos en la voz de Cristo que alaba al Padre e intercede constantemente por los hermanos». Después de estas reflexiones, Francisco invitó a los seminaristas: «Si ustedes (y lo digo desde el corazón, sin ofender a nadie) no están dispuestos a seguir esta vía, con estas actitudes y estas experiencias, es mejor que tengan la valentía para buscar otro camino. Hay muchas maneras, en la Iglesia, para dar testimonio cristiano y muchos caminos que nos llevan a la santidad. En la secuela ministerial de Jesucristo no hay lugar para la mediocridad, que siempre conduce al uso del santo pueblo de Dios para beneficio proprio. ¡Cuidado con los malos pastores, que no hacen pastar al rebaño y lo hacen solo ellos mismos!, exlamaban los profetas».


El seminario, subrayó Bergoglio, no es ningún refugio que nos defiende del mundo; «no, el seminario es justamente para salir adelante, adelante por este camino, y cuando escuchen decir a los profetas: “¡Cuidado!”, que este “¡Cuiado!” les haga reflexionar seriamente su futuro. Pío XI una vez dijo que era mejor perder una vocación que arriesgarse con un candidato poco seguro. Era alpinista, conocía estas cosas». El Papa concluyó su discurso encomendando a la Virgen María a los seminaristas. «Los místicos rusos –observó– decían que en los momentos de turbulencias espirituales hay que refugiarse bajo el manto de la Santa Madre de Dios». Por ello, hay que salir, pero  «cubiertos con el manto» de María.

Fuente: Vatican Insider.

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